Algunas de las cosas más habituales en nuestro día a día tienen una fascinante historia que no conocemos. Ese es el caso de una prenda tan esencial como el culotte femenino.
Hoy traemos un artículo un poco diferente, para acercarte a la forma más primigenia de culotte hasta lo que conocemos en nuestros días. Léela hasta el final y después cuéntanos si la conocías.
Esta palabra que hemos adoptado del francés, culotte, apareció en el siglo XIX y comenzó como una especie de pantalón corto. Las mujeres comenzaron a buscar alternativas más cómodas y funcionales a los corsés y las enaguas que solían usar en esa época.
Por todos es conocida la época de corsés que tan incómoda era para la mujer. Pues es precisamente en ese periodo en el que tiene lugar el avance en la ropa interior femenina, pues surgió de la necesidad.
Durante la década de 1850 se popularizó el «pantalón combinado», que fue el precursor directo del culotte. Esta prenda consistía en una especie de pantalones cortos que se llevaban debajo de los vestidos, proporcionando más comodidad y libertad de movimiento. Sin embargo, estos pantalones combinados todavía estaban sujetos a la cintura con una banda elástica o cordones.
No fue hasta 30 años más tarde cuando se comenzaron a sustituir los materiales rígidos por los más ligeros y suaves como el algodón. De esa forma nació el culotte femenino a finales del siglo XIX.
A lo largo de su recorrido histórico diversas marcas se han esforzado por realizar patrones y diseños adaptados a la mujer de hoy en día. Incluso en la actualidad existe el culotte menstrual.
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