Hace un tiempo hablábamos sobre la ropa interior femenina y, en concreto, sobre la historia del sujetador. Hoy os traemos un artículo sobre la evolución de las prendas interiores masculinas y las curiosidades que comportan. ¡Atentos!
Durante siglos los hombres no llevaban la ropa interior tal y como la conocemos actualmente. Al contrario, llevaban unas medias abiertas entre las piernas que permitían que todos sus atributos quedaran sueltos bajo las túnicas.
No obstante, en la época del Renacimiento, aquello se consideró como un escándalo, por lo que los hombres comenzaron a usar una especie de bolsa que se llamaba bragueta. Este tipo de prenda ocultaba los atributos masculinos, pero también los acentuaban e incluso algunas servían de monedero.
Si en los inicios de la historia no se llevaba nada, en el siglo XIX se cambia por completo esta tónica. La ropa interior para hombre en esta época era un mono hecho de lana de una sola pieza. Cubría todos los brazos y las piernas y, en sus inicios, estaba teñido de color rojo, hecho que provocó un caos generalizado porque desteñían.
A finales del siglo XIX los monos eran ya de gris claro y era una prenda funcional para mantenerse caliente y mantener la ropa alejada de los olores corporales más fuertes. Además, tenían una apertura trasera para poder hacer sus necesidades sin tener que quitárselo completamente.
No obstante, este tipo de prenda interior provocaba muchos picores hasta que se avanzó a fabricarla con el interior de seda, manteniendo el exterior de lana. Incluso en verano, se llegó a hacer de algodón para evitar el calor y favorecer la transpiración.
Ya en los años 20 el mono sufre algunos cambios. Para empezar, se cortaron las mangas y los pantalones y se hicieron versiones en algodón para favorecer la transpiración en verano y evitar el calor que producía la lana.
Posteriormente, la pieza única se convierte en dos: camiseta y pantalón. Esta última se llama bóxer por su parecido con los que usaban los boxeadores profesionales. Además, este cambio permite a los hombres mayor comodidad.
No obstante, no es hasta 1935 que el calzoncillo como tal entra en el mercado en Chicago. Pronto se convirtió en la gran estrella y fue creciendo en formas y tipos a lo largo de los años, hasta llegar a nuestros días.
¿Sabías todo esto sobre la ropa interior masculina? Nunca deja de ser interesante conocer curiosidades de este tipo.