En general, la mayoría de las mujeres no llevamos la talla de sujetador que nos corresponde. Para una correcta sujeción y protección de nuestro pecho, es esencial que usemos una prenda de buena calidad que se nos acople a la perfección. Si, además, nos encontramos en el periodo de embarazo o de lactancia, deberemos poner mucho más cuidado en el sujetador que elegimos para evitar dolores o trastornos mamarios que pueden interferir en la correcta alimentación de nuestro bebé.
Es imprescindible volver a comprobar nuestra talla y copa después del parto antes de elegir entre los sujetadores de lactancia, pues seguramente hayan cambiado. No importa que no seamos madres primerizas y dispongamos de un sujetador de nuestro parto anterior, siempre tendremos que volver a medirnos y comprobar que sigue siendo el adecuado.
Cómo elegir tu sujetador de lactancia
Recoger el pecho será nuestro objetivo, pero no debe confundirse con comprimir, pues se pueden producir obstrucciones que deriven en una mastitis. Sabremos que un sujetador no es de nuestra talla si nos aprieta, nos deja marcas, el pecho rebosa por encima o por los lados, se sube por la parte de detrás, nos queda holgado o no nos sujeta, incluso aunque ajustemos los tirantes.
Los sujetadores de lactancia de algodón serán más cómodos ante la sensibilidad del pecho. Además, es recomendable que lleven un clip en el tirante para facilitar la lactancia y que los tirantes sean anchos. En cuanto al relleno, dependerá del gusto de cada madre. Si buscamos evitar el roce, un sujetador con relleno será una buena opción. No obstante, si ya utilizamos discos absorbentes, amortiguaremos el roce, por lo que podríamos decantarnos por uno sin relleno.
Debemos cuidar nuestro pecho por nuestro bebé, pero también por nosotras mismas. Extremar las precauciones en la higiene, hidratar la piel y, en especial, contar con una sujeción idónea en estos casos, puede marcar la diferencia.
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